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jueves, 23 de mayo de 2013


martes, 9 de diciembre de 2008http://losarabesenoccidente.blogspot.com/2008/12/la-responsabilidad-social-del.html

La Responsabilidad Social del Comunicador

Sin duda alguna, los comunicadores sociales ejercen una de las profesiones con mayor credibilidad a lo largo del planeta. En ellos se encuentra la posibilidad de recrear una realidad, desconocida para muchos, ya que son ellos los que tienen facilidad para recibir información sobre lo que ocurre en el mundo para transmitírsela al resto de la humanidad. Los comunicadores, a través de los medios de comunicación, actúan de alguna forma, como la fuente de nuestros conocimientos e interpretaciones de la realidad. Es por esta misma responsabilidad innata en todo el que decide ejercer una profesión de comunicador que se debe ser muy cuidadoso y respetuoso con lo que se dice. El alcance de las palabras de los comunicadores y periodistas es inimaginable y llega hasta los lugares más recónditos del mundo, y va causando estragos inmensurables.
Los comunicadores del mundo entero han sido descuidados, irresponsables e irrespetuosos al difamar a una cultura, a una religión, a una raza, solo por complacer, aunque no sea de manera explícita, a una potencia devoradora de países, como los es Estados Unidos, que lo único que anhela es verse fortalecido luego de terminar su denominada “guerra contra el terrorismo”. Tomando el caso concreto de los árabes, o del Islam, como religión, específicamente, lo que se ha logrado es una satanización de este culto, para así lograr deshumanizar al mundo sobre lo que en realidad sucede, legitimando una guerra absurda contra países donde las zonas petroleras predominan. Vale la pena preguntarse, entonces, ¿si no hubiera petróleo en las tierras islámicas serían estas consideradas como tierras para invadir, por ser habitadas por terroristas?
Lo más triste de todo este asunto es que para suplir necesidades narcisistas de la tan denominada “potencia mundial”, los comunicadores sociales repiten mecánicamente una percepción negativa de los árabes y del Islam, reforzándola sin darse cuenta de que, lo que reflejan es una ignorancia total sobre el conflicto real y una falta de interés y preocupación por llegar a conocer el fondo del asunto.
Los árabes son gente buena y honrada que no se merecen el estigma que Occidente les ha dado. El Islam, más que una religión, es una forma de vida; es, sin duda, una religión tolerante que algunos cuantos fanáticos extremistas han llegado a pervertir. Los musulmanes alaban a su Dios que, a la hora de la verdad, es el mismo Dios de judíos y cristianos. Ellos son humanitarios, cuidan a su prójimo y están en contra de los actos terroristas que algunos cometen. La cultura árabe es inmensamente rica y ha hecho innumerables aportes a Occidente. ¿Por qué los comunicadores sociales, los ojos del mundo, no se ponen la mano en el corazón y se dedican a indagar el lado humano del conflicto? ¿Por qué no dan cabida a equivocaciones y manipulaciones por parte de la gran potencia? ¿Por qué no admiten que el error está en generalizar y castigar a todos por unos cuantos?
El Islam se presenta en la prensa occidental como una amenaza latente, como un grupo de bárbaros que no hacen más que ser suicidas bombas. Los occidentales, especialmente los norteamericanos, viven atemorizados con los árabes. Ahí es donde valdría la pena preguntarse ¿quién debería tenerle miedo a quién? ¿El árabe sentenciado y crucificado, proveniente de países subdesarrollados y sometidos a la voluntad occidental, o las potencias poderosas que los pisotean e invaden sus territorios?
Los comunicadores se han encargado de mostrar el terrorismo como algo innato a los árabes y a los Islamitas, divulgando informaciones e imágenes que están mas encaminadas a los sentidos que a la razón, y se basan en estereotipos truncando, así, una comprensión sincera y sensata de los fenómenos sociales que contextualizan cada hecho. Sería fácil concluir que el sentido, como tal, no estaría en divulgar la información con veracidad, sino, transmitirla de acuerdo con los intereses que se mueven ahí. El comunicador con un alto sentido social debería ser aquel que no tenga miedo, que no titubee a la hora de admitir que siempre hay otro lado más humano de cada historia, otro lado más profundo que “el imperio poderoso” no le conviene dejar ver.
Los invito, entonces, a que intenten dar respuesta a las interrogantes que planteo a continuación. ¿Por qué los comunicadores no se cuestionan sobre lo que sucede en realidad? ¿Dónde queda la ética y la responsabilidad social de los comunicadores del planeta al transmitir una concepción parcializada? ¿Por qué no consideran las consecuencias que sus opiniones generalizadas pueden causar?

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